
10/10/2025
La COP más circular de la historia
*Prof. Dr. Edson Grandisoli
La COP30, que se llevará a cabo en 2025 en la ciudad de Belém do Pará, Brasil, representa un hito histórico no solo por realizarse en plena Amazonía, sino también por ampliar el debate sobre caminos concretos para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero y mitigar los impactos de la crisis climática.
Entre los temas centrales que ganan cada vez más espacio, destaca la Economía Circular, reconocida como uno de los principales caminos para transformar el actual modelo de producción y consumo hacia una lógica cada vez más regenerativa, en la que ya no es suficiente pensar en reducir o eliminar impactos, sino que es necesario crear alternativas que aseguren el desarrollo socioeconómico asociado a la recuperación de lo que ya se ha perdido.
Es importante recordar siempre que la economía circular debe ir más allá de la gestión de residuos y el reciclaje. Propone la transición de un modelo lineal, altamente carbonizado y emisor de gases de efecto invernadero, a sistemas circulares en los que los recursos se utilicen de manera más eficiente, prolongando su ciclo de vida, regenerando ecosistemas y reduciendo drásticamente la dependencia de materias primas vírgenes. En la práctica, esto significa rediseñar productos, procesos y cadenas de valor para eliminar desperdicios, priorizar la reutilización, compartir bienes, invertir en reparación y mantenimiento y, sobre todo, repensar la forma en que producimos y consumimos.
¿Por qué la economía circular importa para el clima?
El Centro de Resiliencia de Estocolmo publicó recientemente una actualización, cuanto menos preocupante, sobre los diferentes límites planetarios estudiados desde 2009 por sus científicos.

De los 9 límites planetarios observados, gracias a la acción humana, 7 de 9 ya se han superado en relación con los límites de seguridad, como se indica en la figura anterior. Uno de ellos, en particular, ya mostraba que sus límites habían sido excedidos en 2009: la concentración de CO2 en la atmósfera, directamente responsable del aumento de la temperatura media del planeta.
Estudios de la Fundación Ellen MacArthur y del Panel Internacional de Recursos (IRP) muestran que hasta un 45% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están directamente vinculadas a la forma en que usamos materiales y producimos bienes. Es decir, solo centrarse en la transición energética no será suficiente para limitar el calentamiento del planeta a 1,5°C, como se estableció en el Acuerdo de París en 2015. Será necesario transformar profundamente los sistemas productivos y de consumo, además de reducir rápidamente la dependencia mundial del carbón y el petróleo como fuentes de energía y base para diferentes materias primas.

La presencia de la economía circular en la COP30 no es solo una estrategia; es vital para estimular transformaciones en todas las cadenas productivas, involucrando empresas, gobiernos y sociedad civil como corresponsables de la transición. Estos son algunos puntos en los que la circularidad y la lucha contra la emergencia climática van de la mano:
- Reducir emisiones: al prolongar la vida útil de los materiales, disminuir la extracción de recursos naturales e incentivar modelos de negocio de compartición, se reduce la presión sobre cadenas intensivas en carbono, como cemento, acero, aluminio y plásticos.
- Preservar ecosistemas: la extracción acelerada de recursos es uno de los motores de la deforestación y la degradación socioambiental. La circularidad contribuye a reducir la demanda de nuevos recursos, aliviando la presión sobre biomas como la Amazonía y el Cerrado, y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero por incendios o descomposición.
- Generar innovación y oportunidades: nuevos modelos de negocio basados en servicios, logística inversa e innovación en diseño de productos crean oportunidades económicas y empleos más resilientes, alineados con una transición justa y una economía baja en carbono.

La COP30 como escenario de la circularidad
En la COP30, la Economía Circular deberá aparecer como un eje transversal de las negociaciones y compromisos, dialogando con temas como financiamiento climático, justicia socioambiental, bioeconomía amazónica y transición energética. Se espera que gobiernos, empresas y sociedad civil presenten en Belém propuestas concretas de políticas públicas, metas corporativas realistas y programas internacionales que incentiven especialmente la logística inversa y la responsabilidad extendida del productor, nuevos y mayores inversiones en investigación e innovación, políticas fiscales y de incentivos, así como nuevas alianzas internacionales para apoyar a los países en desarrollo en la implementación de infraestructura circular, especialmente en el tratamiento de residuos, diseño de productos sostenibles y descarbonización.
Además, la presencia de la Economía Circular en la COP30 fortalece la visión integrada entre emergencia climática, pérdida de biodiversidad, justicia climática y de género, educación y desigualdades sociales. En Brasil, la circularidad puede impulsar el reciclaje inclusivo, valorizando a recolectores y cooperativas; apoyar a comunidades amazónicas en la creación de cadenas productivas centradas en la bioeconomía; y estimular a centros urbanos a desarrollar soluciones locales para la gestión de residuos, eficiencia en el uso de recursos y consumo consciente.
A escala global, este enfoque integrado evidencia que la respuesta a la emergencia climática no puede reducirse solo a mecanismos de mitigación y adaptación, sino al desarrollo de una visión orientada a la regeneración de los procesos naturales y de las relaciones humanas entre sí y con el entorno.
Discutir la circularidad en Belém no es solo estratégico, sino urgente: es reconocer que enfrentar la emergencia climática es un imperativo civilizatorio que requiere transformar radicalmente la forma en que producimos, consumimos y nos relacionamos con el planeta. Para que esto ocurra de manera democrática y legítima en la COP30, cooperativas, recolectores, gobiernos, empresas y sociedad civil deben participar de forma integrada, no solo en los diálogos, sino en la creación de acciones centradas en la cooperación y corresponsabilidad.

*Profº Dr. Edson Grandisoli
Embajador y coordinador pedagógico del Movimiento Circular. Es Magíster en Ecología, Doctor en Educación y Sostenibilidad por la Universidad de São Paulo (USP), y Postdoctorado en el Programa Ciudades Globales (IEA-USP). Especialista en Economía Circular por el UNSCC de la ONU. También es co-ideador del Movimiento Escuelas por el Clima, investigador en el área de Educación y editor adjunto de la Revista Ambiente & Sociedade.
*Este texto fue traducido automáticamente con la ayuda de inteligencia artificial y revisado. Aun así, pueden presentarse pequeñas diferencias con respecto a la versión original en portugués.