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20/05/2022

Economía circular contra la pérdida de biodiversidad

El 22 de mayo celebramos el “Día Internacional de la Biodiversidad”. La fecha fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1992, para concientizar a la población de todo el mundo sobre la importancia de preservar la diversidad biológica en todos los ecosistemas. Profesor Dr. Edson Grandisoli, Coordinador Pedagógico y Embajador Educativo de Movimiento Circular, doctor en educación para la sustentabilidad y Magíster en Ecología, escribió un artículo sobre el tema y lo puedes consultar a continuación:

Pérdida de la (socio)biodiversidad

Profesor Dr. Edson Grandisoli

Mira a tu alrededor. ¿Qué ves ahora mismo?

Tal vez la pantalla de un ordenador o celular, o incluso el papel en el que se imprimió este texto. ¿Madera, plásticos, metales? ¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene todo esto hasta que le llega a ti?

En realidad, la respuesta es bastante sencilla: todo esto vino del medio ambiente, o si lo prefieres, de la naturaleza.

Todos los objetos que nos rodean alguna vez fueron parte integral del medio ambiente. La madera que provenía de bosques o áreas plantadas; plásticos del petróleo que se encuentra bajo tierra; metales en forma de minerales que formaron cadenas montañosas en algún lugar del mundo.

Para acceder a toda esta riqueza natural, históricamente hemos descuidado otra muy importante: la biodiversidad.

El modelo económico lineal, basado en el trípode extraer-producir-desechar, se basa en la sobreexplotación de los recursos naturales y, para que esto suceda, los diferentes tipos de ambientes, y toda la vida que albergan, simplemente deben dar paso a la actividad humana con fines económicos.

El bosque más biodiverso del planeta, la Amazonía, debe ceder su biodiversidad para dejar espacio a la minería, la tala y la ganadería. Los océanos, un entorno igualmente biodiverso, sufren los vertidos de petróleo y todas las toneladas de plástico que les llegan a diario. El cerrado, y toda su vida, dejan de existir para dar paso a enormes monocultivos.

Un 90% de la pérdida de biodiversidad está relacionada, directa o indirectamente, con la extracción y procesamiento de los recursos naturales, según el estudio “Lo imperativo de la naturaleza: Cómo la economía circular puede abordar la pérdida de biodiversidad" por la Fundación Ellen MacArthur, que además afirma que:

“en el sector alimentario, por ejemplo, la deforestación para la agricultura provoca la pérdida de hábitat, mientras que muchas prácticas agrícolas convencionales dan como resultado la contaminación del aire y el agua y la sobreexplotación de los recursos naturales. En la industria, la producción y el procesamiento de materias primas emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI) y otros contaminantes".

Debido a nuestras elecciones como especie, hemos puesto a miles más en proceso de extinción. Los científicos consideran que vivimos la sexta extinción masiva en la Tierra, y la actual está directamente relacionada con la actividad humana en el planeta.

Quizás este sea el gran desafío de este milenio, es decir, ¿cómo asegurar el desarrollo humano y la conservación de la biodiversidad? La economía circular nos proporciona sugerencias y caminos preciosos en la búsqueda de esta respuesta.

La creación de procesos que aseguren la reutilización de materiales que ya están en circulación es uno de los puntos centrales de la economía circular. Esta reutilización en líneas de montaje reduce la presión de exploración en entornos naturales y colabora con la conservación de la biodiversidad.

La producción agroecológica se ha mostrado competente en la generación de alimentos de calidad aliados a la conservación del patrimonio natural local, lo que garantiza la seguridad alimentaria, el derecho a la vida y el respeto a las culturas locales.

La innovación tecnológica y el diseño también juegan un papel fundamental en el desarrollo de productos que reutilizan o reciclan sus componentes, así como en la creación de materiales alternativos que utilicen cada vez menos recursos naturales y que puedan volver a la naturaleza como insumo.

Estas actividades ya son parte integral de la forma de operar de varias empresas en Brasil y en el mundo. La agenda ESG (Environmental, Social y Governance) y la reorientación estratégica de las inversiones colaboran directamente en estimular la creación de prácticas que todavía se llaman alternativas.

Dentro de este escenario de rápida transformación, cabe señalar que la conservación de la biodiversidad es fundamental para nuestra supervivencia, pues todas las formas de vida juegan un papel fundamental en el equilibrio ambiental, lo que asegura el funcionamiento de varios servicios ecosistémicos esenciales para todos nosotros, tales como como tener agua y aire de calidad.

El informe de la Fundación Ellen MacArthur destaca la conservación fundamental de la biodiversidad global, pero vale la pena señalar que los procesos asociados a la economía circular también están relacionados con la conservación de otra forma de diversidad: la sociodiversidad.

Quilombolas, indígenas de cientos de etnias, caboclos, caiçaras, ribereños, caucheros, entre decenas de comunidades y pueblos tradicionales también son afectados cotidiana y negativamente por nuestro modelo económico exploratorio y contaminante. Es urgente preservar la sociobiodiversidad y la economía circular ha demostrado su potencial integrador en esta dirección.

¿Qué es la economía circular?

La Economía Circular propone una nueva mirada a nuestra forma de producir, consumir y desechar, para optimizar los recursos del planeta y generar cada vez menos residuos. En otras palabras, un modelo alternativo a la Economía Lineal - extraer, producir, usar y desechar - que se ha mostrado cada vez más insostenible a lo largo de la historia. En la Economía Circular, el objetivo es mantener los materiales en circulación durante más tiempo por la reutilización, ¡hasta que nada se convierta en desperdicio! Para que este modelo se haga realidad, todos tenemos un rol que desempeñar. Es un verdadero círculo colaborativo, que se retroalimenta, y ayuda a regenerar el planeta y nuestras relaciones.

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