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08/04/2025

Recicreencia: la ilusión del reciclaje y sus impactos en Brasil

Por Gisela Antakly Martinez
Antakly Public Affairs, socio de Movimiento Circular*

El idioma inglés tiene una característica interesante: la capacidad de combinar palabras para crear conceptos. Términos como wishcycling (el descarte incorrecto de materiales en el reciclaje, sin certeza de que puedan ser reutilizados), mansplaining (cuando un hombre explica algo de forma condescendiente a una mujer) y doomscrolling (el hábito de consumir compulsivamente noticias negativas) ilustran bien esta flexibilidad lingüística. Estas nuevas palabras condensan ideas complejas en términos fáciles de entender y compartir.

Inspirándonos en este modelo, podemos hacer un ejercicio similar en español. Si wishcycling expresa la ilusión del reciclaje, podemos crear un equivalente: recicrencia —la creencia de que todo material depositado en el contenedor de reciclables será efectivamente reciclado. Este comportamiento tiene consecuencias directas en la forma en que gestionamos los residuos y en la efectividad del reciclaje.

Según el "Panorama de Residuos Sólidos en Brasil 2024" de la Asociación Brasileña de Residuos y Medio Ambiente (ABREMA), la tasa de reciclaje en el país alcanzó el 8% en 2023, con 6,7 millones de toneladas de residuos reciclables, como plástico, vidrio, metales y cartón, siendo procesadas. De este total, los recolectores informales fueron responsables de aproximadamente dos tercios de los materiales reciclados, mientras que la recolección selectiva municipal contribuyó con un tercio.

La falta de conocimiento sobre qué materiales son reciclables contribuye a la práctica de la recicreencia. Muchos consumidores desconocen que ciertos plásticos tienen alta reciclabilidad, mientras que otros envases, como los multicapa o metalizados, presentan mayores desafíos en este proceso. Esta desinformación dificulta tomar decisiones conscientes al momento de la compra, impactando negativamente el ciclo del reciclaje.

Aunque el plástico, por ejemplo, sea frecuentemente señalado como villano, posee un potencial significativo de reciclabilidad. Según un informe del PICPlast - Plan de Incentivo a la Cadena del Plástico de la Asociación Brasileña de la Industria del Plástico, ABIPLAST, el índice de reciclaje de plásticos en Brasil alcanzó el 20,6% en 2023. Sin embargo, este porcentaje aún es insuficiente frente al volumen de residuos plásticos generados. La falta de información lleva a los consumidores a optar por alternativas que no siempre son más sostenibles o reciclables.

Cuando pasamos a conocer la realidad del reciclaje y sus limitaciones, nos volvemos capaces de exigir a las marcas envases diseñados para funcionar efectivamente en una economía circular. Esta presión por soluciones prácticas influye en las decisiones empresariales, incentivando la revisión de materiales, formatos y procesos productivos, y creando alternativas que faciliten la circularidad. A través de esta dinámica —consumidores atentos interactuando con empresas dispuestas a responder a demandas más calificadas— el mercado puede evolucionar hacia soluciones realmente sostenibles.

Invertir en educación ambiental que aclare qué materiales son reciclables y cómo debe hacerse el descarte correcto es, sin duda, un paso esencial. Pero la ampliación y mejora de los sistemas de recolección selectiva y reciclaje son fundamentales. La Política Nacional de Residuos Sólidos (PNRS), instituida por la Ley nº 12.305/2010, establece directrices importantes para la gestión de residuos en el país, pero su implementación plena aún enfrenta desafíos.

La participación activa de la sociedad es crucial en la construcción de políticas públicas eficaces. El pasado 19 de marzo, el Ministerio de Desarrollo, Comercio, Industria y Servicios (MDIC) cerró una consulta pública para la formulación del Plan Nacional de Economía Circular. Con el expresivo número de 1.627 contribuciones recibidas, la iniciativa debe orientar acciones estratégicas en la transición hacia un modelo económico más sostenible e innovador, teniendo como uno de sus ejes centrales el rediseño circular de la producción.

La recicreencia muestra cómo la desinformación afecta hábitos individuales y debilita las demandas por infraestructura y políticas públicas eficientes. Estar más informados y ser más exigentes respecto a la gestión de residuos es una cuestión de supervivencia.


[ARTÍCULO ESPECIAL CON UN LÍDER DE LA CIRCULARIDAD]

*Gisela Antakly Martinez es propietaria de Antakly Public Affairs, socio de Movimiento Circular. Es especialista en relaciones gubernamentales, protección de la reputación y gestión de crisis. Ha trabajado en el Gobierno de San Pablo y en empresas de comunicación. Es miembro del consejo de Sigalei e integra las asociaciones Mujeres en Relgov e Infra Women Brazil. Fue consejera de IRELGOV.

 

Este texto fue traducido automáticamente con la ayuda de inteligencia artificial y revisado. Aun así, pueden presentarse pequeñas diferencias con respecto a la versión original en portugués.

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